“En Pavas está mi vida y aunque muchas personas me ofendían por ser futbolista hoy les doy las gracias, porque esos comentarios me ayudaron a crecer como persona“.
Hoy sus días han cambiado por completo, pasó de un barrio conflictivo a vivir en París, una de las principales ciudades del mundo, pero no se olvida de sus raíces, de su gente, de su Pavas.
Es Shirley Cruz, la estrella del París Saint Germain, y capitana de la selección nacional, quien a pesar de que hace siete años le mataron a su hermano Jimmy en su Pavas querido, asegura que allí nació, allí regresa cada vez que llega al país y difícilmente se irá algún día.
Su compromiso con la selección está por encima de todo, al punto que en un acto más de amor al país que de rebeldía, dejó su equipo para participar del Premundial. “El dinero no lo es todo en la vida y nunca me va a dar lo que vivo con la Selección”.
Amante de la lectura, de los idiomas (habla inglés, francés y un poco de portugués) de visitar monumentos, comer
De sus siete hermanos (Roger, Duley, Jimmy, Emilce, Gerald, Bresneth y Anyorleth todos de apellido Martínez Cruz) es la única Cruz Traña, situación que achaca a su padre, quien por irse de “fiesta” llegó tarde al momento del parto y tuvo que ser inscrita con los apellidos de su madre.
¿Quién es Shirley Cruz?
Soy una persona apasionada, que cuando me gusta algo hago hasta lo imposible para obtenerlo. Soy de carácter fuerte, cuando algo no me gusta lo digo, prefiero que me detesten pero ser honesta.
¿Cuénteme de su familia?
Somos muy unidos, tengo cuatro hermanos y tres hermanas, uno falleció (Jimmy). Estando en Francia me llamaron a las 3 a.m. para decirme que lo habían matado por asuntos de drogas. Este ha sido de los momentos más dolorosos de mi vida; al inicio fue duro, lloraba demasiado, pero aprendí a recordar los momentos bonitos que pasamos.
Nunca nos faltó nada, a pesar de que en Pavas hay mucha pobreza y problemas, mis papás siempre nos apartaron de eso. En la educación nos enviaron a escuelas y colegios alejados, medida que me sirvió para ser lo disciplinada que soy.
¿Está orgullosa del lugar donde es?
Claro que sí, no me gusta encasillar a las personas porque tengan más dinero o por donde trabajan, porque al final todos somos iguales. El dinero solo son problemas, puede mejorar un poco la vida, pero para mí vale más la persona como tal.
¿Cómo empieza en el fútbol?
Empecé muy joven porque me cuidaba mi hermano mayor y era o verlos o jugar con ellos, creo que de ahí nació la pasión por el fútbol. Al inicio estuve en un equipo con los vecinos del barrio y de hecho me tenía que cortar el pelo como hombre porque si los otros equipos se daban cuenta que era mujer no me dejaban jugar; así anduve hasta las nueve años.
¿A quién admira?
A cada una de mis compañeras de selección, por que levantarse todos los días a las 4:30 a.m. para ir a entrenar, se los dije… yo no podría. Es demasiado el desgaste físico y mental, de verdad que el ver todo lo que hacen y que no pierdan la alegría, es una gran satisfacción y orgullo.
¿Cuánto le queda a Shirley de carrera deportiva?
Creo que no más de un año, mi rodilla ha sufrido mucho, tanto que en la actualidad me sigue molestando. Cuando me retire no me veo como entrenadora, primero porque no tengo paciencia y segundo porque al estar en un alto nivel sé lo que puedo pedir y exigir.